¡Hola!
Soy Diana Crespo

¿Quién soy? Quizá sea de las preguntas más difíciles de la vida.

Mi nombre es Diana Crespo, esta me la sé. Desde 2019 soy organizadora profesional de espacios y coach de limpieza, esto tampoco es quién soy, sino lo que hago.

Es decir, que me dedico a ayudar a otras personas a ordenar sus espacios para generar sensación de CASA.

CASA

 sust. En mayúsculas, para que no pierda sentido.

"Relacionado con el verbo jugar (al escondite). Lugar a salvo, en el que nada malo puede pasar. No tiene una ubicación definida. Refugio. Templo. Sitio seguro que contiene las cosas que más nos gustan”

Un poco sobre mí

No nací con el “don del orden”, nunca fui especialmente cuidadosa con las cosas; incluso, de pequeña, desmontaba los juguetes que hacían ruido para ver qué producía esos sonidos.

Y emocionalmente… lo que por aquel entonces se denominaba “una niña muy sentida” que no entendía qué le pasaba y cómo lo podía expresar. ¡Vaya! Era desordenada por fuera y por dentro.

Durante mucho tiempo acumulé objetos y emociones hasta el punto de no retorno.

Caí en la absoluta mierda – la poética “noche oscura del alma” – tras el primer gran fracaso de mi vida laboral. Monté una tienda de bisutería y complementos (era una franquicia) en el auge de la crisis – 2009 – sin tener ni idea de nada.

Cuando te digo que ni idea… Es que para empezar no conocía mis obligaciones fiscales – eso de cuándo hay que pagar el trimestre, cómo están las notificaciones de Hacienda y la Seguridad Social - ni lo que supone un préstamo, relativamente grande (en mi vida había pedido nada), alquiler, compras, gastos del local… En fin, que yo quería una tienda como quien quiere parar comprar un helado.

Evidentemente, me ahostié… El dinero se fue y la burbuja social se pinchó ¡por lista!

Intenté tirar y un susto una tarde de sábado me hizo bajar la trapa definitivamente. Era un cartel luminoso, de esos de los que la vida te pone y te dice “es por aquí”, pero tú no lo quieres ver.

Así que me vi en la cuarta mudanza (2013) metiéndome en un apartamento que se convirtió en una celda. A no ser una persona especialmente cuidadosa, hay que sumarle que siempre fui una niña gorda (gordita no, gorda) y esto se fue agravando con el paso de tiempo. Cuando llegamos a este apartamento me terminé de desequilibrar por completo. Pasé más tiempo del que me gusta recordar sin salir a la calle, el caos iba en aumento, no dormía porque mi cabeza se había montado una película y podía estar así hasta 3 días… 

"Pasaron los meses y la situación no mejoraba. Nada. Cero.
Ni trabajo, ni ingresos, ni una luz en la boca del pozo."

Había que salir de allí como fuese, así que en 2015 llegó lo que nosotros (el Míster y yo) llamamos “la penúltima mudanza”. Cuando entré a visitar lo que hoy es mi CASA, sentí algo. Quizá la luz que llenaba todas las estancias, el espacio, las vistas… Quizá fue todo el conjunto.

Y aquí sentí un chispazo de esos que quieren encender un cartel.

Tardé 3 años más en conectar todos los puntos.

2018: el año
de la epifanía

Había desarrollado una obesidad mórbida tipo III y en 2016 comencé el largo proceso para una cirugía bariátrica, así que en 2018 tuve una epifanía.

Con parte de las pruebas ya realizadas y mucha búsqueda y lectura sobre qué podía suceder (a mi cerebro más que a mi cuerpo) empecé a ver más señales.

Intenté en muchas ocasiones ordenar mi CASA, sin éxito. No tenía los conocimientos ni las herramientas (no me refiero a destornilladores, martillos y taladros que, de eso, aquí vamos bien) sino al CÓMO.

 

En junio de 2018 se presentó una oferta de trabajo y un vídeo de YouTube que serían parte de las cuerdas del mapa.

“A mí me gustan las cosas así (me enseñó una foto de un cajón con las prendas dobladas en vertical, ni idea de qué era aquello) ¿Tú sabes hacerlo?”

Mi cara debía ser un poema, aunque me estaba jugando un trabajo que ansiaba desde hacía mucho. “No, pero aprendo rápido” respondí.

“Pues yo tengo todo así, ponte este vídeo de YouTube ¡verás qué fácil!”

La idea de ese trabajo no era ordenar, sino saber cómo debía mantener la casa y eso sí entra dentro de las competencias de una empleada del hogar. Ordenar no.

Esa misma mañana llegué a mi casa e hice la cajonera de nuestro dormitorio,
casi 5 años después está en perfecto estado de organización y orden.

Así que al ver que la entrada a quirófano se aproximaba y que este trabajo me estaba mostrando mucho más empecé a unir puntos…

Encontré La Escuela del Orden y terminé mi formación en abril de 2019 con Adelaida Gómez. Gracias por todo y por tanto Ade.

El resto… pues es el viaje del orden que llevo transitando estos últimos años en los que, gracias a todo lo que traía en la mochila (sí, doy mucho las gracias, cada mañana) he podido crear un universo en el que democratizar la organización y el orden junto con la limpieza.

"Si yo he podido, ¡tú también!"

Esto no es una frase bonita de taza… Esto es un hecho. No hay mayor freno que las excusas.

Esto va de emplear bien los recursos que tenemos, principalmente ¡el tiempo!

MOTIVA(R)TE es lo que hace falta para continuar esta cadena

¿Quieres saber cómo ponerlo en práctica? ¡Yo te enseño!